lunes, 21 de marzo de 2011

La Psicologia del tiro libre, de Chamberlain a Calderon

Por Daniel Sanchez de Solobasket
Cuatro metros y sesenta centímetros entre el aro y el jugador. Todo se detiene y el tirador se dispone a lanzar sin defensa, sólo él consigo mismo. Tras la dura batalla sin tregua, llega el turno de parar, pensar y ejecutar, aunque quizás lo segundo puede ser fuente de problemas en un juego en el que el instinto prima notoriamente. Los focos te alumbran, la cámara se centra en ti y el respetable te observa. Puede ocurrir en otras fases del choque, aunque sólo aquí reparas en ello y esto te puede ocasionar la pérdida de concentración, por no hablar de la ansiedad que conlleva pensar en la importancia de cara al transcurso del choque, especialmente, en finales de partido.

Por ello, se antoja primordial mantener alejada la mente respecto a pensamientos que te pueden causar una mayor presión que la de jugar para ganar, y es lo que comúnmente se conoce como tener la cabeza fría, algo que no siempre es una tarea tan sencilla como puede parecer de antemano, y que es fundamental en el tiro libre. Para muchos, un mero trámite que solventan sin apuros, para otros, una fuente inagotable de problemas, que quizás, no logren superar nunca. Es manifiesto situarlo como uno de los momentos más psicológicos que puede conllevar un partido de baloncesto, aunque como en tantas otras facetas, la constancia es la base para la mejora de esta modalidad.

Tras analizar el tiro libre, los expertos coinciden en que casi el 100% de los jugadores puede llegar a mejorar este lanzamiento, basándose en un entrenamiento técnico y constante unido a unas pautas bastante simples a nivel mental, en las que prima la concentración. A su vez, esquivar ciertos defectos como la colocación del brazo o de los pies, o la aplicación del mismo ritual antes de soltar el balón, puede lograr que se convierta en una rutina fácil de ejecutar. Sin embargo, en ocasiones asistimos a ciertos casos en los que a pesar de muchas horas de entrenamiento, el margen de mejora es mínimo, como ocurre con Shaquille O’neal.

O'NEAL
El actual pívot de los Boston Celtics siente una irrefutable pesadumbre cuando echa la vista atrás. A pesar de verse en el octavo puesto de los máximos anotadores, uno de los pívots más dominantes de la historia se echa las manos a la cabeza, pensando qué lugar le correspondería en caso de haber sido un decente lanzador. Su 55% de porcentaje aproximado durante sus 18 años de carrera le ha acarreado errar la friolera de más de 5.000 tiros libres. Por realizar una odiosa comparación, si Nash continuara con su magnífica racha, necesitaría unos 17.000 partidos para igualar sus terribles medias, aunque viendo lanzar a uno y a otro da la sensación de que el pívot, más que lanzar, se quita el balón de encima, como deseoso de que aquel trámite termine cuanto antes . En su defensa, siempre ha alegado que sus manos son muy grandes para un balón tan pequeño aunque parece que otros jugadores grandes como Nowitzki, Gasol o Bargnani, no sufren el mismo problema.

“Sólo de pensarlo me siento mal, haber fallado 5.000 tiros libres. De haber anotado la mitad de ellos, ahora probablemente sería ya el número tres en la lista de todos los tiempos”. No son cuentas al pie de la letra tras comprobar que le restan aún 5500 tantos para superar al gran Michael Jordan. Sin embargo, se encuentra ya rondando los 28.000 puntos, por lo que haciendo cuentas, si hubiera metido 3700 de esos 5000 tiros, es decir, un 74%, a día de hoy sería el cuarto máximo anotador, por delante de Wilt Chamberlain, que casualmente ostenta el récord absoluto de tiros libres fallados y que a continuación analizaremos.

Shaq anotando desde el tiro libre.... ni el propio jugador se lo cree:



DÉCADA DE LOS 60
Hacia los años 60, la NBA se rendía ante el mayor dominador nunca visto hasta entonces en una cancha de baloncesto. Durante esa década, Chamberlain se erigió en el amo y señor de la pintura en EEUU, un jugador imparable, capaz de promediar en una temporada 50 puntos y 25 rebotes. En un encuentro para el recuerdo, consiguió la irrepetible cifra de 100 puntos en una noche en la que el pívot consiguió dos récords desde la línea de 4’60.

Sus 36 libres intentados y 28 anotados son dos marcas no igualadas, aunque contrariamente a lo que dicta esta estadística, conserva, seguramente para la eternidad, el récord de tiros libres errados con nada más y nada menos que 5.800 a lo largo de su carrera. Debido a su dominio, defenderle a base de faltas era el pan de cada día, y es que sólo Karl Malone ha acudido más que él a la línea. Psicológico o no, sorprende apreciar por otro lado que ha sido, al igual que O’Neal, uno de los mejores en tiros de campo, por lo que sólo él puede saber si fue incapacidad o indolencia.

LA FORMA
Respecto a la común ejecución, lo ortodoxo habla de un lanzamiento con el brazo por encima de la cabeza y con los pies pegados al suelo, aunque no hay normas en la forma. Al referirnos, por ejemplo, al término ‘cuchara’, lo primero que nos viene a la mente es la forma que tiene un niño de tirar, especialmente si es la única manera de alcanzar el aro, mientras que no encajaría si lo asociamos a jugadores de un encumbrado nivel. Sin embargo, la excepción confirma la regla y en este caso nos lleva a Rick Barry, gran anotador de la década de los 70.

Desde sus inicios, Barry tenía un estilo propio, muy distinto al resto. El balón, agarrado paralelamente por sus dos manos, no superaba el pecho antes de salir hacia canasta al más puro estilo ‘cuchara’. La ejecución chocaba con lo estético, incluso se asemejaba al ridículo, pero no por ello dejaba de ser efectivo. A lo largo de su carrera, el de New Jersey alcanzó el 90% en tiros libres, llegando a coronarse con el premio al mejor lanzador de libres hasta en seis ocasiones en la NBA y otras tres en la ABA. Aquí en Europa, se recuerda otro caso, el de Radivoj Korac en esa misma década, una auténtica figura que dio nombre a la extinta competición.

Rick Barry y su tiro a cuchara (además de la extraña mecánica de Jamaal Wilkes):


CALDERÓN
Sin embargo, hablando de esta faceta, no se podía dejar pasar la ocasión de hablar de José Manuel Calderón. El mejor porcentaje en tiros libres a lo largo de una campaña NBA está en manos de un español. Hace dos temporadas, el extremeño se coló en los libros de historia al conseguir un 98% de acierto desde la personal, por encima de expertos lanzadores, mientras que se quedó a la orilla respecto al récord de tiros consecutivos, con 87, a sólo diez de la mejor marca.

Durante el transcurso de la posible hazaña, Calderón reconoció que lo peor es darle excesiva importancia ya que entonces se convierte en una obsesión y entonces la muñeca temblará: “Ha pasado y ya está, no voy anotando los tiros que meto, de hecho no sabía que no había fallado ninguno, estoy en otras cosas”. A pesar de tener que ser buen lanzador de antemano, necesitas algo más y nadie mejor que él para explicar la clave de su acierto: “Hay que machacarlo mucho y lo he hecho. Después, es una cuestión de confianza y por último lo mejor es no reparar en ello. Seguro que después de esto empiezo a fallar”, reconocía el base.

Lo que también es cierto es que Calderón tomó clases que le ayudaron a encontrar el equilibrio y a colocar recto el brazo al lanzar. El asistente en ese momento de los Raptors, Dave Hopla, gurú del lanzamiento, fue su profesor después de haberlo sido de jugadores como Ray Allen, Kobe Bryant o Michael Jordan, por lo que parece que algo aprendió de un tipo que parece tener la llave maestra del lanzamiento en general, al ser considerado el mejor tirador del mundo tras promediar regularmente solo dos fallos de cada cien tiros libres. Quizás sólo él sepa cómo llegar a la perfección desde el 4’60.

Calderón desde el tiro libre:


Aqui os dejo un video explicativo de la tecnica de tiro en tiro libre, para que en los entrenamientos os esforceis en trabajarla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario